OPINION. Mientras veo la repetición de imágenes, no queda otra que reconocer, una vez más, la GRANDEZA de lo que queda aún de la Generación Dorada. Es que Ginóbili, Scola, Nocioni, Delfino y Prigioni, mostraron una vez más ese plus extra que los distingue. Y si bien me preparé -como muchos- para sufir, lo hecho por éstos GIGANTES no hizo más que regalarme otra tarde-noche de goce en la victoria de Argentina frente a Lituania por un contundente 102 a 79.
Es que más allá de la diferencia, lo realizado en cada segundo de éste debut olímpico por el equipo nacional, mostró -lo reitero- la GRANDEZA de estos grandes. Grandeza que se tradujo en una actitud encomiable a la hora de defender. En una simpleza y a la vez belleza a la hora de atacar, con una fluidez que recuperó el “pase extra” para encontrar siempre al mejor posicionado.
Y si ese era Delfino -por ejemplo-, ¡mamita! Es que el santafesino, flamante papá, saliendo de una operación, con poco basquet encima por dichas situaciones, volvio a mostrar esa calidad que lo hizo distinto desde aquélla vez que, siendo juvenil y con toda su desfachatez, ayudo a los sub 21 a ganar -en Brasil y ante Estados Unidos- el Panamericano de ésa categoría a la que por entonces regalaba varios años.
Pero el Lancha no jugo solo ni mucho menos. Lo de Scola ya es fuera de lo común por más que esta apreciación sea obvia. Y que decir de un Ginóbili capaz -al igual que todos- de arriesgar todo en cada pelota para luego definir de manera “imposible” más de una vez. ¿Y el Chapu? Ja! Que jugador! Aún regalando muchos centímetros, sigue siendo la garantia -junto a Scola- de que los lungos rivales no la tendrán facil.
¿Quiere más? Prigioni. El nuevo NBA -a sus 35 años-, mostró porque lo eligio New York, sumando goleo oportuno a su tradicional conducción inteligente y prolija.
Finalmente, el banco, integrado por generaciones que van del experimentado Leo Gutiérrez hasta el muy joven Facundo Campazzo, mostro que siente de la misma manera que los iniciales ésto de pertenecer a la Generación Dorada.
“No vinimos a pasear” sostuvo tras el juego Nocioni, en una expresión que sintetiza mejor que nada lo expuesto ayer por la seleccion argentina de basquetbol. Si eso se lo traslada donde talento y actitud se entregan en iguales dosis, entonces, la ilusión se reinstala más allá de las reconocidas limitaciones de estatura de ésta version 2012 de la gran GENERACION DORADA.