HOMENAJE. Mas vale tarde que nunca dice el refrán. Y para la ocasión, es más que cierto. Porque hace poco más de una semana, se fue una de esas figuras difíciles de olvidar: Pocholo Aguilar. Quien, que de alguna manera transitó el camino del basquetbol en éstos (muchos) últimos años, no supo de él. Fue un pionero y un visionario en cuanto a la manera de entrenar. Tanto, que antes de la aparición del “Mundo Liga”, e incluso con el ya instalado, quien quisiera ser un buen jugador, debía inexorablemente, pasar por sus manos. Ricardo Siri, Enrique Amaro Cumdon, son solo dos de las figuras que, no hace mucho, marcaron un antes y un después en el basquet local, regional y nacional. Y quizás, el ultimo heredero de esa gran dinastía -integrada por muchísimas figuras- haya sido Javier Pichi Carrasco. Si, el mismo perimetral que mostró algo de “magia” en los rectángulos de juego en éste basquetbol estructurado y lleno de premisas que solo alcanzan alguna dimensión de brillo cuando aparece una volcada o un triple espectacular. Por ello, Super Basquet se puso en contacto -vale aclararlo, al otro día de conocerse la triste noticia- para pedirle “unas palabras” sobre el gran Pocholo.
Y Carrasco contestó. Vaya si lo hizo, comenzando con: “bueno, la verdad muy conmovido por esta mala noticia, del GRAN POCHOLO tengo los mejores recuerdos; era allá por el año 1997 cuando me dijo si me queria entrenar con él. Obviamente le dije que si, para mi era un orgullo por lo reconocido que era el”.
“Fueron -cuanta Carrasco- 3 horas diarias de lunes a viernes, sin parar. Nos íbamos a la plaza hacíamos 4 vueltas al trote y después sus 10 piques a velocidad máxima y siempre, pero siempre, Pocho con una sonrisa , con una buena onda, una buena energía y motivador 100 x 100%”.
“Te juro -agrega Pichi- , el tipo te hacia sentir y que se interprete bien, el mejor. Decía siempre: haciendo los pases y las carreras no los pueden marcar y entonces uno se entrenaba mas y mas.Esas tres horas de sacrificio pasaban bastante rápido y con la presencia de él se hacia todo mas llevadero. Realmente Pocholo, llevaba en sus venas el arte de enseñar y enseñar.Proclamando a gritos siempre el basquet veloz, el basquet rápido.El de correr y tirar, el de los pases, le encantaban los pases de fajas, las fintas.En si… la magia del basquet”.
“Como dice en una parte de su poema al basquetbol: ” yo defino que las flores son los pases, que la gracia es el balón bien tratado. El balón describiendo figuras inauditas en el traslado , bailando de frente, para atrás y de costado”, resaltando siempre como a el le gustaba decir ” La lluvia de pases”, cuenta el ayuda.
“Una persona super agradable, super querible, que te decía los errores de un modo y con tanta gracia que era imposible enojarse con el.Se nos fue un TIPAZO con todas las letras, un educador, un profesor incansable.El HOMBRE DE ACERO como supe leer por ahí. Sin dudas queda su GRAN LEGADO , SU GRAN EJEMPLO. GRACIAS POR TANTO QUERIDO Pocholo, y gracias por darnos el honor de haberte conocido. QUE DIOS TE TENGA EN LA GLORIA” cerro Javier Carrasco quizás el ultimo exponente de una dinastía de tremendos jugadores que supo construir el Gran Pocholo Aguilar.